El planeta Venus se ha asociado durante mucho tiempo con todo lo que es bello y encantador, con lo femenino, las diosas y la armonía. Conocemos a Venus con distintos nombres a lo largo de la historia: Afrodita para los griegos diosa del amor, Inanna para los sumerios, la diosa siro-palestina Ashtart, para los mayas: Kukulcán.
Venus astrológicamente simboliza el amor por uno mismo y una autoestima absolutos; puede dar gozosamente a los demás, pero no depende de ellos para sentir que vale. Para Venus las relaciones y el intercambio con los demás, sirven como vehículo para la formación gradual de los valores individuales, que a su vez son la base del desarrollo del núcleo central de la personalidad, tal como lo refleja el Sol.
Todos los planetas crean patrones alrededor de la tierra en sus ciclos, sin embargo, ninguno es tan elegante, perfecto y hermoso como el creado por el ciclo sinódico de Venus a través de nuestro zodiaco, el cual es reflejado por la geometría estética del pentagrama y la Rosa de Venus.
El pentagrama se ha visto y utilizado en diversas culturas y religiones, desde el paganismo hasta el cristianismo, a lo largo de la historia. Es un símbolo de la verdad cósmica y espiritual que corresponde a los estados internos de la conciencia humana.
La estrella de cinco puntas y el patrón creado por el ciclo de Venus está estrechamente relacionado con las relaciones de desarrollo que se encuentran en la geometría sagrada y la secuencia de Fibonacci.