Para el pensamiento gnóstico medieval, los cuatro elementos – aire, fuego, agua y tierra – son los componentes que dieron lugar al origen del universo, tanto físico como psíquico.
Estos cuatro elementos son precursores de todo lo existente, se encuentran muy bien identificados en el arcano del mago del tarot que tiene el número 1, observándose en la lámina los elementos distribuidos de forma desordenada y azarosa.
El mago lleva la varita en su mano derecha como símbolo de fuego, en su mesa encontramos el cubilete que ejemplifica el elemento agua, también tiene una daga en la mesa que representa el elemento aire y unas monedas o oros como elemento tierra. En la cabeza del Mago tiene un sombrero en forma de lemisca o 8 invertido símbolo del infinito, señalando que estos cuatro elementos están conectados con la energía infinita del cosmos a través de la cabeza de quien ejecuta la magia o alquimia de los cuatro elementos.
Como astrólogos en nuestro ejercicio de guías o consultores, estos cuatro elementos nos proporcionan información valiosa del comportamiento de la psique en base a estas energías. Generalmente las proporciones de cada elemento a veces están bastante equilibradas y otras enfatizan ciertos elementos en ausencia de otros.