El psicólogo suizo y antiguo discípulo freudiano Carl Gustav Jung estaba interesado en la alquimia y en la Astrología, especialmente en las últimas etapas de su vida laboral. Las revelaciones resultantes pueden encontrarse en su Psicología Analítica. Esta teoría va mucho más allá de las enseñanzas de Freud.
Freud asume que un niño nace como una «tabla en blanco», y que el carácter se comienza a formar a partir del nacimiento. Jung, al contrario, afirma en su libro Tipos Psicológicos: La disposición individual preexiste como un factor en la niñez; es innata, y no puede ser adquirida en el transcurso de la vida.
Toda la teoría astrológica está basada en este principio. Liz Greene, una psicoterapeuta junguiana y astróloga, está convencida de que la astrología puede ayudar a descubrir la naturaleza de esta semilla innata. La astrología no solo puede hablarnos del yo que conocemos, sino también del que no conocemos, escribe Liz Greene en Relaciones Humanas. El horóscopo, siendo un «mapa de la psique», puede puntualizar rasgos del carácter que aun no se han vuelto concientes. Con su ayuda podemos llegar a conocernos mejor y arribar a un mayor entendimiento de nuestra verdadera naturaleza. La Psicología Analítica de Jung intenta algo muy parecido: Individualización y llegada al verdadero yo.