A principios del S.XX el Dr. Edward Bach, médico de origen Gales desarrolla un nuevo sistema de curación. El estudiaba medicina y trabajaba en una fundidora que tenía su padre.
El Dr. Bach desde muy joven se dio a conocer como una persona sensible, con un gran amor a la naturaleza y a los seres vivos, estaba convencido de que la curación debía de ser suave, benigna y con el menor dolor posible. Se especializó en bacteriología y posteriormente conoce la homeopatía. Fue un médico alópata y homeópata muy respetado.
Lo diagnostican con una enfermedad incurable y decide irse a vivir a Gales para buscar un nuevo sistema de curación. En Gales en comunión con la naturaleza y haciendo uso de la psicometría (capacidad extrasensorial de captar información de la materia), seleccionó algunos tipos de flores.
El percibía las propiedades curativas de las flores y las investigaba para comprobar sus efectos. Elegía los capullos de estas flores, los sumergía en agua de manantial y los exponía al sol, y esta solución la suministraba en gotas, primero a él y después a animales y plantas y posteriormente a otros seres humanos.
El Dr. Baxh descubrió 37 flores con efectos curativos y 1 que no es flor pero muy importante por su efecto curativo que es el agua de manantial. Sostenía que la enfermedad es el producto del desequilibrio entre la mente y el cuerpo, el cual altera el campo energético del ser vivo.
Las flores de Bach equilibran nuestras emociones y esto tiene un impacto positivo en nuestra salud y en nuestra vida.